martes, 12 de enero de 2016

CONOCIENDO LA LAGUNA DE LOS SIETE COLORES

Yo, PIMPÓN los invito a viajar a Bacalar Quintana Roo para montar un campamento en la laguna de los siete colores.



Bacalar es un poblado paradisiaco. Entre pequeñas casas de pescadores emerge la hermosa laguna del mismo nombre que, aseguran, tiene siete tonos de azul. En este hermoso cuerpo de agua es posible nadar, esnorquelear, bucear y realizar tranquilos paseos en lancha. Además, los baluartes del Fuerte de San Felipe, desde donde se obtiene una de las mejores vistas de esta maravilla natural, te remitirán a los relatos de los piratas, mientras sus templos y plazas ofrecen un ambiente provincial. Y si fuera poco, Bacalar también es la puerta de entrada a las cavernas subacuáticas del Cenote Azul y de interesantes zonas arqueológicas mayas cubiertas por la selva.   



Bacalar fue fundado por los mayas hacia el año 415 d.C. con el nombre de Sian Ka'an Bakhalal. Durante siglos acosado por piratas debido a su importancia comercial en mercancías centroamericanas y por ser uno de los lugares donde abundaba el palo de tinte, codiciado por los ingleses para teñir textiles, debido a su indeleble pigmento oscuro.
El principal atractivo de Bacalar es su enorme laguna homónima, la cual se extiende por más de 50 kilómetros de longitud y dos de ancho. Los suelos del fondo, la diferencia de profundidades y la variación de la intensidad del sol, hacen que sus aguas muestren una maravillosa diversidad de colores de azules. Sus aguas son transparentes y su arena blanca; hay peces, loros y guacamayas rojas, así como cenotes y el sitio del “barco abandonado”. Las orillas poseen balnearios, palapas, zonas para acampar, restaurantes y muelles, por ejemplo el Club de Vela Bacalar, desde donde parten embarcaciones turísticas para hacer recorridos por la laguna o donde se rentan kayaks y equipo de buceo.



En los alrededores de Bacalar existen otras poblaciones de origen maya en las riberas de la laguna. Hacia el norte está Buenavista, cerca de otras lagunas como las de Guadalupe, Teresita y Los Conejos; además, cuenta con un balneario.




También destaca Limones, con sus típicas chozas rústicas y su sencilla iglesia. En la punta terminal sur de la laguna aparece Xul-Há, donde otro pequeño espejo de agua se une al mayor por medio de un canal de corriente rápida.



Después de cinco días acampando en la laguna de los siete colores, regresamos a nuestra ciudad, y Yo, PIMPÓN los espero para el siguiente campamento.