De lunes a jueves en mis años de Scout todo era tranquilidad, pero llegando el jueves me ponía inquieto. ¿A donde iremos de excursión el sábado.
Todo dependía del acuerdo de la mayoría de la patrulla. A veces a Raymundo, otros a la Loma o a la Goma. Quizás a la cueva de las Iglesias o al cañón de Fernández.
Pero la inquietud crecía, preparar la mochila, el uniforme, todo el equipo, la cantimplora, el hacha, el botiquín, las piolas y cuerdas, la comida.
Lo más importante: El permiso de los padres y para esto debía de demostrar que las calificaciones de la escuela estaban bien, que mis cosas estaban orden.
Muchas veces el Jefe de grupo organizaba el campamento y al guía de mi patrulla: "Halcones" nos preparaba para las competencias.
Así que llegando cada jueves, mi alboroto era grande por tener que preparar la excursión.
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