Yo, PIMPÓN los invito a viajar a Bacalar
Quintana Roo para montar un campamento en la laguna de los siete
colores.
Bacalar es un poblado paradisiaco. Entre pequeñas casas de pescadores
emerge la hermosa laguna del mismo nombre que, aseguran, tiene siete tonos de
azul. En este hermoso cuerpo de agua es posible nadar, esnorquelear, bucear y
realizar tranquilos paseos en lancha. Además, los baluartes del Fuerte de San Felipe, desde donde se obtiene una de las mejores vistas
de esta maravilla natural, te remitirán a los relatos de los piratas, mientras
sus templos y plazas ofrecen un ambiente provincial. Y si fuera poco, Bacalar
también es la puerta de entrada a las cavernas subacuáticas del Cenote Azul y de interesantes zonas arqueológicas mayas cubiertas por la
selva.
Bacalar fue fundado por los mayas hacia el año 415 d.C. con el nombre de
Sian Ka'an Bakhalal. Durante siglos acosado por piratas debido a su importancia
comercial en mercancías centroamericanas y por ser uno de los lugares donde
abundaba el palo
de tinte, codiciado por los
ingleses para teñir textiles, debido a su indeleble pigmento oscuro.
El principal atractivo de Bacalar es su enorme laguna homónima, la cual
se extiende por más de 50 kilómetros de longitud y dos de ancho. Los suelos del
fondo, la diferencia de profundidades y la variación de la intensidad del sol,
hacen que sus aguas muestren una maravillosa diversidad de colores de azules.
Sus aguas son transparentes y su arena blanca; hay peces, loros y guacamayas
rojas, así como cenotes y el sitio del “barco abandonado”. Las orillas poseen
balnearios, palapas, zonas para acampar, restaurantes y muelles, por ejemplo el Club de Vela Bacalar, desde
donde parten embarcaciones turísticas para hacer recorridos por la laguna o
donde se rentan kayaks y equipo de buceo.
En los alrededores de Bacalar existen otras poblaciones de origen maya
en las riberas de la laguna. Hacia el norte está Buenavista, cerca de otras lagunas como las de Guadalupe,
Teresita y Los Conejos; además, cuenta con un balneario.
También destaca Limones, con sus típicas chozas rústicas y su sencilla
iglesia. En la punta terminal sur de la laguna aparece Xul-Há, donde otro
pequeño espejo de agua se une al mayor por medio de un canal de corriente
rápida.
Después de cinco días acampando en la laguna de los siete colores,
regresamos a nuestra ciudad, y Yo, PIMPÓN
los espero para el siguiente campamento.